Anaxágoras de Clazomene

Anaxágoras de Clazomene

(-500 a -428)

Noticias recogidas por Diógenes Laercio sobre Anaxágoras

1. Anaxágoras, hijo de Hegesibulo, ó bien de Eubulo, fué natural de Clazomene y discípulo de Anaxímenes. Fué el primero que á la Materia hile (1) añadió la Mente al principio de sus obras, donde suave y magníficamente, dice: Todas las cosas estaban juntas; luego sobrevino la Mente y las ordenó, y por esta razón se llama Mente. Timón dice de él lo mismo en sus Sátiras, en esta forma:

Donde dicen que el héroe valeroso
Anaxágoras se halla.
Apellidado Mente
(Y la tuvo dichosa),
Porque nos dijo que la Mente eterna
Puso en orden las cosas,
Antes confusamente amontonadas.

Fué Anaxágoras ilustre, no sólo por su nacimiento y riquezas, sino también por su magnanimidad, pues cedió á los suyos todo su patrimonio. Y como lo notasen de negligente, respondió: Y vosotros. ¿por qué no sois más diligentes? Ausentóse, finalmente, á fin de entregarse á la contemplación de la Naturaleza, despreciando todo cuidado público; de manera que diciéndole uno: ¿Ningún cuidado os queda de la patria? respondió, señalando al cielo: Yo venero en extremo la patria.

2. Se dice que cuando Jerjes pasó á Grecia (2), tenía Anaxágoras veinte años de edad, y que vivió hasta setenta y dos. Escribe Apolodoro en sus Crónicas, que nació en la Olimpíada LXX y murió en el año primero de la LXXVIII (3). Empezó á filosofar en Atenas, de edad de veinte años, siendo arconte Calias, como dice Demetrio Falereo en su Historia de los arcontes, adonde añaden se detuvo treinta años.

3. Decía que el sol es un globo de fuego y mayor que el Peloponeso. Otros atribuyen esto á Tántalo. Que la luna está habitada y tiene collados y valles. Que el principio de las cosas son las partículas semejantes, pues así como el oro se compone de partes tenuísimas, así también el mundo fué compuesto de corpúsculos semejantes entre sí. Que la Mente es el principio del movimiento. Que los cuerpos graves se situaron en lugar bajo, v.gr., la tierra: los leves arriba, como el fuego: el agua y el aire tomaron el medio. Así, pues, sobre la superficie de la tierra está el mar, y el sol saca de sus aguas los vapores. Que en el principio los astros giraban en el cielo (construido en forma de cúpula), de manera que el polo, que siempre está á nuestra vista, giraba sobre la vertiz de la tierra, pero que después tomo inclinación ((4). Que la Vía láctea es un reflejo del resplandor de los astros no iluminados por el sol. Que los cometas son un concurso de estrellas errantes que despiden llamas, y que el aire los vibra como centellas. Que los vientos provienen del aire enrarecido por el sol. Que el terremoto es causado por aire que corre por dentro de la tierra (5). Que los animales fueron engendrados del humor, del calor y de la tierra; después fueron naciendo de ellos mismos, engendrándose los machos á la parte derecha y las hembras á la izquierda.

4. Se dice que anunció, antes de caer, la piedra que cayó en Egos-pótamos, la cual dijo caería del sol (6), y que por esto Eurípides, su discípulo, en la tragedia intitulada Faetón, llamó al sol masa de fuego. También que, habiendo partido para Olimpia, se sentó (7) vestido de pieles, como que había de llover presto, y así sucedió. A uno que le preguntó si los montes de Lampsaco serían mar en lo venidero, dicen respondió: Sí, por cierto, como el tiempo no se acabe. Preguntado una vez para qué fin había nacido, dijo que para contemplar el sol, la luna y el cielo. A uno que le objetaba que estaba privado de los Atenienses, respondió: No estoy yo privado de ellos, sino ellos de mí. Al ver el sepulcro de Mausolo, dijo: Un monumento suntuoso es imagen de riquezas convertidas en piedras (8). A uno que llevaba mal el que muriese en tierra ajena, respondió: No os molestéis por eso, pues de todas partes hay el mismo camino que hacer para bajar á la región de los muertos.

5. Según dice Favorino en su Historia varia, parece fué el primero que dijo que Homero compuso su poema para recomendar la virtud y la justicia; parecer que amplificó mucho Metrodoro Lampsaceno, amigo suyo, el cual disfrutó bastante á Homero en el estudio de la Naturaleza. Anaxágoras fué el primero que nos dejó un escrito sobre la Naturaleza. Sileno, en el libro primero de sus Historias, dice que habiendo caído una piedra del cielo siendo arconte Dimilo, dijo entonces Anaxágoras que todo el cielo se componía de piedras, y se sostenía por la velocidad de su giro; de manera, que si este giro cesase, caería el cielo (9).

6. En orden á su condenación hay varias opiniones, pues Soción, en las Sucesiones de los filósofos, dice que Cleón le acusó de impiedad, por haber dicho que el sol es una masa de hierro encendido, pero que lo defendió Pericles, su discípulo, y sólo fué condenado á pagar cinco talentos y salir desterrado. Sátiro escribe en sus Vidas que lo acusó Tucídides, por ser éste contrario á las resoluciones de Pericles en la administración de la República. Que no sólo lo acusó de impiedad, sino también de traición, y que ausente, fué condenado á muerte. Habiéndole dado la noticia de su condenación y de la muerte de sus hijos, respondió á lo primero que había mucho tiempo que la Naturaleza había condenado á muerte tanto á sus acusadores como á él. Y á lo segundo, que sabía que los había engendrado mortales. Algunos atribuyen esto á Solón, otros á Xenofonte.

7. Demetrio Falereo dice, en el libro De la Vejez, que Anaxágoras enterró él mismo por sus manos á sus hijos. Hermipo, en las Vidas, asegura que fué encarcelado y condenado á muerte; y preguntado Pericles si había algún crimen capital en él, como no le hallase alguno, dijo: Ahora bien; yo soy discípulo de este hombre: no queráis perderlo con calumnias, sino seguid mi voluntad y dejadlo absuelto. Y que así se hizo: pero no pudiendo sobrellevar la injusticia (10), murió de muerte voluntaria. Finalmente, Jerónimo dice, en el libro II de sus Varios comentarios, que Pericles lo condujo al tribunal de justicia á tiempo en que se hallaba desfallecido y débil por enfermedad, y que fué absuelto antes por verlo así que por hallarlo inocente. Todos estos pareceres hay sobre la condenación de Anaxágoras. Hay quien piensa todavía que fué enemigo de Demócrito por no haberlo querido admitir á su conversación y trato.

8. Finalmente, habiendo pasado á Lampsaco, murió allí, y preguntado por los magistrados si quería se ejecutase alguna cosa, dicen que respondió que cada año en el mes de su muerte fuese permitido á los muchachos el jugar, y que hoy día se observa. Los Lampsacenos lo honraron difunto, y en su sepulcro pusieron este epitafio:

Aquí yace Anaxágoras ilustre,
Que junto al fin de su vital carrera,
Entendió plenamente los arcanos
Que en sí contiene la celeste esfera.

El mío al mismo es el siguiente:

Que el sol es masa ardiente
Anaxágoras dijo; y por lo mismo
Fué á muerte condenado.
Librólo su discípulo Pericles:
Pero él entre eruditas languideces,
Sabe dejar la vida voluntario.

NOTAS

(1) La materia elemental que llaman primera, é informe, de la cual procedieron los cuatro elementos, llamada hule, ó hile.

(2) Léase la nota 1 al Proemio, pág. 20.

(3) También aquí va Apolodoro desacorde con la común, no dando á Anaxágoras más que treinta años de vida, con poca diferencia: esto es, ocho olimpiadas acaso no completas. Petavio, Vosio, Meursio, Palmerio, y otros, son de parecer que donde se lee LXXVIII debe leerse LXXXVIII. Quien sienta que Anaxágoras vivió setenta y dos años, precisamente se ha de conformar con estos sabios, pues si tenía veinte de edad en la olimpiada LXXV, y hasta la LXXXVIII no van más que doce años, que unidos suman treinta y dos, forzosamente le han de dar diez olimpiadas más, ó sea cuarenta años, para llegar á los setenta y dos. Así, que el primer número de Apolodoro va conforma á la común, pues lo mismo es decir que nació en la olimpiada LXX, que decir que en la LXXV tenía veinte años, esto es, cinco olimpiadas. Luego la dificultad sólo puede estar en el segundo número, que es LXXVIII; pero se puede creer que ambos números están íntegros, y que Apolodoro fué de opinión que Anaxágora murió de treinta y dos años; pues si su opinión no se apartara de la común no la traería Laercio como diversa. Sin embargo, se puede creer que Laercio ó Apolodoro quisieron escribir floruisse, en vez de natum fuisse. En efecto, floruisse traduce Ambrosio, aunque sólo le da sesenta y dos años de vida.

(4) Parece quiso significar que al principio del mundo estaba la tierra debajo del polo, y, por consiguiente, corría para ella la esfera recta, como lo persuade la comparación que pone de una cúpula, cuyo polo está en el vértice. "Después, dice, tomó inclinación"; esto es, se apartó el polo de nuestro zenit, ó dejó de serlo en la tierra entonces conocida.

(5) Epicuro, en su carta á Pitocles, dice casi todo lo mismo.

(6) Plinio, lib. II, cap. LVIII, dice que esto sucedió en la olimpiada LXXVIII. Podrán verse Plutarco, en la Vida de Lisandro; Filostrato, en la de Apolonio, lib. I, cap. II; Eusebio, Aristóteles y otros.

(7) Se sentó en las gradas para ver los espectáculos.

(8) Anaxágoras no pudo alcanzar á ver el sepulcro de Mausolo en Halicarnaso, erigido por su mujer y hermana Artemisia más de setenta años después, como ya anoté en mi Vitruvio, lib. II, cap. VIII, nota 14.

(9) Quiero decir por la fuerza que llaman centrífuga.

(10) De haberlo condenado.

Diógenes Laercio, "Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres", trad. José Ortiz y Sanz - Luís Navarro, editor, Madrid, 1887 - (Biblioteca Cervantes Virtual)