Louis Althusser

Por José Romero

Fragmentos y Textos (4)

SOBRE LA EVOLUCIÓN DEL JOVEN MARX

Si se me pidiera que resumiera en unas pocas palabras la tesis esencial que he querido defender en mis ensayos filosóficos, diría: Marx fundó una ciencia nueva, la ciencia de la Historia. Añadiría: este descubrimiento científico es un acontecimiento teórico y político sin precedentes en la historia humana. Y especificaría: este acontecimiento es irreversible.

Un acontecimiento teórico. Antes de Marx, lo que se podría llamar “Continente-Historia” era ocupado por concepciones ideológicas derivadas de la esfera religiosa, moral o jurídico-política; en definitiva, por filosofías de la historia. Éstas afirmaban ofrecer una representación de lo que ocurre en las sociedades y en la historia. De hecho, sólo acertaban a enmascarar, dentro de conceptos equívocos y tergiversados, los mecanismos que realmente gobiernan las sociedades y la historia. Esta mistificación no era un accidente: estaba vinculada a su función.

Estas concepciones eran de hecho, sólo los destacamentos teóricos de ideologías prácticas (religión, moralidad, ideología jurídica, política, etc.) cuya función esencial es reproducir las relaciones de producción (= de explotación) en las sociedades de clases. Marx “abrió” el “Continente-Historia” rompiendo con esas concepciones ideológicas. Lo abrió: mediante los principios del materialismo histórico, por “El Capital” y sus otras obras. Lo abrió: porque, como Lenin dice, Marx sólo puso las “piedras angulares” de un inmenso dominio que sus sucesores continuaron explorando, y la vasta extensión del campo y de los nuevos problemas planteados exigen un incesante esfuerzo.

Un acontecimiento político. Porque el descubrimiento científico de Marx, desde su mismo inicio, ha sido, y es cada vez más, el objeto y el campo de batalla de una lucha de clases feroz e implacable. Cuando demostró que la historia humana es la historia de las sociedades de clases, por tanto de la explotación y la dominación de clase, y así finalmente de la lucha de clases, cuando demostró los mecanismos de explotación y de dominación capitalista, Marx chocó directamente con los intereses de las clases dominantes. Sus ideólogos se abalanzaron contra él, e incluso ahora están intensificando sus ataques. Pero las clases explotadas, y sobre todo los trabajadores, reconocieron “su” verdad en la teoría científica de Marx: la adoptaron y la hicieron un arma en su lucha de clase revolucionaria.

Este reconocimiento lleva un nombre en la historia: es la Unión (ó como Lenin dijo, la Fusión) del movimiento obrero y la teoría marxista. Este Encuentro, esta Unión, esta Fusión, no ha tenido nunca lugar espontáneamente o fácilmente. Porque el movimiento obrero, que existía mucho antes de la aparición y la difusión de la teoría marxista, estaba bajo la influencia de concepciones ideológicas pequeño-burguesas, como el socialismo utópico, el anarquismo, etc. Un enorme trabajo, y una muy larga lucha ideológica y política fue necesaria antes de que la Unión pudiera tener lugar y adquiriese una existencia histórica. Las mismas condiciones de su realización y existencia implican que esta Unión no puede ser una victoria de una vez para siempre. No existe aislada de la lucha de clases, y debe ser incesantemente defendida en el curso de una amarga lucha de clases contra las desviaciones y crisis que la amenazan: la evidencia es, ayer, la traición de la Segunda Internacional, y hoy la escisión del movimiento comunista internacional.

Un hecho es incontestable: que durante cien años toda la historia de la humanidad ha dependido de la Unión del movimiento obrero (y los pueblos oprimidos) y la teoría marxista (que hoy se ha convertido en teoría marxista-leninista). Sólo necesitamos volver un poco la vista atrás para ver que, en diferentes pero convergentes formas, esta realidad ahora domina completamente la escena de la historia mundial: la lucha del proletariado y de los pueblos oprimidos contra el imperialismo. Este hecho es irreversible.

Julio de 1970